Valorar el análisis del conflicto Israel-Palestina desde la perspectiva del “dilema del prisionero”
Esta vez nadando en aguas profundas y peligrosas sin saber nadar

En un rincón del pensamiento estratégico, donde la matemática se cruza con la política y la esperanza con la desconfianza, se ha desarrollado una simulación que intenta modelar uno de los conflictos más persistentes y dolorosos del mundo: el de Israel y Palestina. No desde la ideología, ni desde la diplomacia, sino desde la lógica cruda del Dilema del Prisionero. (solo Dios sabe cuántas veces se habrá hecho esta simulación).
Este juego interactivo, inspirado en la teoría de juegos, plantea una pregunta incómoda: ¿qué pasa cuando dos actores enfrentados deben decidir, una y otra vez, si cooperan o se traicionan? ¿Y qué ocurre cuando cada decisión está marcada por el miedo, la memoria, y la posibilidad de ser engañado?
Durante 25 rondas, dos jugadores humanos encarnan a Israel y Palestina. Cada uno elige, en silencio, si coopera o traiciona. Las decisiones se procesan por un sistema que asigna recompensas numéricas: 3 puntos si ambos cooperan, 5 si uno traiciona exitosamente, 1 si ambos se traicionan, y 0 para quien confía y es traicionado. Pero más allá de los números, lo que se acumula es confianza. O su ausencia.
El sistema incluye un mecanismo de mediación externa. Cuando las traiciones se repiten sin tregua, un “tercero” interviene, fuerza la cooperación y reinicia la posibilidad de confiar. Como en la vida real, donde organismos internacionales, diplomáticos y actores regionales intentan —a veces con éxito, muchas veces sin él— romper ciclos de retaliación.
Al final del juego, se revelan métricas que no solo cuantifican, sino que narran: el puntaje total acumulado por cada parte, el Índice de Cooperación Sostenida (ICS), la Tasa de Traición No Mediada (TTNM), y el Nivel de Confianza Acumulada (NCA). Son cifras que cuentan una historia: la de dos pueblos atrapados en un dilema donde la traición parece más rentable que la paz, pero donde la cooperación, aunque frágil, es la única vía hacia la sostenibilidad.
Lo más humano del juego no está en sus algoritmos, sino en lo que revela. Que la cooperación es deseable, pero difícil. Que la traición no siempre nace del odio, sino del miedo. Que la mediación externa no es un lujo, sino una necesidad. Y que la confianza, como el agua, se construye gota a gota, pero se pierde en un derrame.
Este modelo no pretende resolver el conflicto. Pero sí ofrece una herramienta para pensarlo, para debatirlo, para educar sobre él. Para entender que detrás de cada decisión política hay un dilema humano. Y que, quizás, el primer paso hacia la paz no sea una firma, sino una ronda más de juego. Una ronda donde ambos elijan cooperar.
Porque a veces, para entender el conflicto, hay que atreverse a nadar en aguas profundas. Aunque no sepamos nadar. Aunque el miedo nos hunda. Aunque la traición nos tiente. Porque solo así, con la atención prestada y las ideas intercambiadas, podemos empezar a imaginar otra forma de jugar. Y otra forma de vivir.
REFERENCIAS:
- https://www.politicaexterior.com/articulo/el-drama-israel-palestina/
- https://www.stes.es/ceuta/archivos/brieger.pdf
- https://riull.ull.es/xmlui/bitstream/915/2514/1/Conflicto+palestino-israeli+Cronica+de+un+genocidio+anunciado.pdf
- https://es.wikipedia.org/wiki/Dilema_del_prisionero
- https://translate.google.com/translate?u=https%3A%2F%2Fceoptions.com%2F2023%2F10%2Fgame-theory-and-conflict-unraveling-the-prisoners-dilemma%2F&hl=es&sl=en&tl=es&client=srp
- https://www.youtube.com/watch?v=TQFOVgRuazE
- https://ellibero.cl/columnas-de-opinion/el-dilema-etico-de-israel-en-el-conflicto-en-gaza/
- https://ru.dgb.unam.mx/bitstreams/e452309b-a206-482c-a6eb-ed390eace774/download
- https://thedecisionlab.com/es/reference-guide/psychology/prisoners-dilemma
- https://www.youtube.com/watch?v=ulWMA4GZ1Z0



