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Tener sentido histórico, para gobernar bien  

“La manera como se presentan las cosas no es la manera como son; y si las cosas fueran como se presentan la ciencia entera sobraría” – Carlos Marx


En términos filosóficos, todo lo que existe no solo tiene poder, sino que es poder. En términos políticos, es la lógica del ejercicio de las funciones e instituciones previstas en la Constitución y las leyes que otorga el pueblo mediante mecanismos democráticos.

El presidente de la República, el Lic. Luis Abinader, se ganó el derecho de ejercer el poder para representar al pueblo dominicano, pero ese poder tiene unos límites. Como dice la Constitución, en su artículo 2: «La soberanía reside exclusivamente en el pueblo, de quien emanan todos los poderes, y debe ejercerse en los términos que establece la Constitución y las leyes».

Nuestro texto constitucional, en su artículo 26, deja claro que la República Dominicana es un Estado miembro de la comunidad mundial, abierto a la cooperación y apegado a las normas del derecho internacional. Nuestra relación como Estado es con los Estados del mundo, no con personas.

El Gobierno dominicano ha anunciado que recibirá al señor Edmundo González Urrutia, ex candidato presidencial de Venezuela, quien perdió unas elecciones, reconoció su derrota, se autoexilió en España; luego se proclamó ganador de las elecciones y presidente de ese país; hoy es perseguido por la justicia venezolana.

El capítulo I, numeral 2, de la Carta de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), de la cual la República Dominicana es miembro fundador, señala la obligación de fomentar entre las naciones relaciones de amistad basadas en el respeto al principio de la igualdad de derechos y al de la libre autodeterminación de los pueblos.

De igual modo, la Carta de la Organización de los Estados Americanos (OEA), en su capítulo III, literal e, es clara cuando establece que todos los Estados tienen derecho a elegir, sin injerencias externas, el sistema político, económico y social; y a organizarse en la forma que más les convenga. Asimismo, tienen el deber de no intervenir en los asuntos de otro Estado.

La República Dominicana ya vivió la pantomima de Juan Guaidó, el autoproclamado presidente de Venezuela. ¿Vamos a volver a pasar vergüenza internacional otra vez solo por complacer a un sector del Departamento de Estado de los Estados Unidos? Este sector no ha entendido que ese pueblo ya superó las crisis que actores externos, incluidos ellos, provocaron. Y, como afirman la CEPAL y el FMI, la economía de Venezuela será la de mayor crecimiento del continente en 2025. El pueblo, el gobierno y el Estado bolivariano ya han consolidado el carácter de su República y han definido su propio destino.

Poseo una copia de la comunicación en que el actual presidente de la República y todos los candidatos presidenciales en las elecciones dominicanas del 2016, en fecha 20 de mayo de ese año, desconocieron la victoria del Lic. Danilo Medina, alegando fraude. El presidente Luis Abinader nunca reconoció ni admitió la victoria del candidato del PLD, pero tampoco se autoproclamó presidente.

El jueves 2 de enero, el presidente de la República fue el único con su investidura que participó en la juramentación de la gobernadora de Puerto Rico del Partido Anexionista. Sin embargo, hasta el 31 de diciembre de 2024, el Consejo Electoral de Puerto Rico todavía estaba contando votos de unas elecciones realizadas el 5 de noviembre.

En esa juramentación, se le impidió la entrada al senador electo independiente Eliazer Molina, alegando que no tenía la certificación del CE. Pero si terminaron el 31 de diciembre, el día 1 no trabajaron porque era festivo y el día 2 fue la juramentación a las 8 de la mañana, era evidente que no podía tener la certificación, aunque todos sabían que ganó. Y nuestro presidente estuvo ahí.

Tenemos una deuda histórica con Venezuela desde el nacimiento mismo de nuestra República. No solo porque el primer periódico oficial de la naciente nación lo dirigió un periodista venezolano y porque en 1920 también un venezolano fue determinante para demostrar las atrocidades del ejército de ocupación estadounidense, sino por el papel destacado que Venezuela ha tenido en la lucha por la democracia en nuestro país.

El artículo 6 de nuestro pacto de nación establece que son nulos de pleno derecho todos los actos contrarios a la Constitución. Si el presidente de la República recibe a ese señor, estaría actuando contrario a la Constitución, violaría su juramento. La historia lo juzgará.

Juan Dionicio Rodríguez R.
6 de enero de 2025


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