
Un Trabajo Elaborado por: Amin Saburi
Todo pueblo tiene derecho a vivir en paz y tranquilidad. Pero, ¡ay de aquellos que habitan en un país fértil y estratégicamente ubicado! Pues siempre serán una presa codiciada por los colonizadores. En tales circunstancias, los héroes nacionales emergen para cortar las manos de los opresores.





En 1960, nació en los suburbios del sur de Beirut un héroe libanés llamado Seyed Hasán Nasralá.
Israel, que siempre había codiciado las tierras fértiles del Líbano, invadió el país en 1982 con el pretexto de eliminar a los grupos palestinos presentes en el sur. En respuesta, los chiíes, hijos del pueblo libanés, se levantaron bajo la bandera amarilla de Hezbolá para enfrentar a este enemigo ocupante.
Seyed Hasán Nasralá asumió el liderazgo de este movimiento en 1993 y dedicó su vida a defender la soberanía de Líbano, combatiendo sin descanso para frenar la ambición israelí sobre su tierra. Por esta razón, se convirtió en el enemigo número uno de Israel. Durante los 30 años de su liderazgo, Israel intentó en numerosas ocasiones eliminar a Hezbolá, librando guerras brutales contra el sur del Líbano y los barrios de Dahieh en Beirut.
El 27 de septiembre, Israel lanzó un devastador bombardeo sobre Dahieh con 85 toneladas de bombas antibúnker con un solo objetivo: eliminar a un hombre. Pero no era cualquier hombre, sino un héroe: Seyed Hasán Nasralá. Un líder que entregó su vida por la liberación de su patria del yugo de la ocupación israelí.