R.D. necesita un hospital psiquiátrico que de abasto
En el marco del día de la salud

El Día Mundial de la Salud Mental se celebra cada 10 de octubre desde 1992, proclamado por la Federación Mundial para la Salud Mental. Esta fecha tiene como propósito generar conciencia, fomentar la comprensión y promover acciones concretas en torno a los problemas de salud mental en todo el mundo.
En República Dominicana, este día debe ser más que una conmemoración: debe invitarnos a reflexionar profundamente sobre el estado actual de la atención a la salud mental en nuestro país.
Actualmente, el único centro especializado en salud mental es el Centro de Rehabilitación Psicosocial Padre Francisco Xavier Billini, ubicado en el kilómetro 28 de la autopista Duarte. Este centro, conocido comúnmente como “Centro Psicosocial”, no cuenta con la infraestructura ni los recursos suficientes para atender la creciente demanda de personas con trastornos mentales a nivel nacional.
No da abasto para todo el país, y el tiempo de atención que reciben los pacientes es muy limitado. Muchos son dados de alta rápidamente, sin haber recibido un tratamiento integral y digno.
Lamentablemente, la psiquiatría en República Dominicana, en muchos casos, se limita a la medicación. A menudo los pacientes son simplemente sedados, sin recibir un acompañamiento psicológico adecuado o un enfoque terapéutico individualizado. Esto es especialmente preocupante en los casos relacionados con el consumo de drogas, donde se requiere una intervención más compleja y especializada.
Basta con caminar por las calles para darse cuenta de la magnitud del problema: en pocas cuadras podemos encontrar varias personas que, a simple vista, no se encuentran en pleno uso de sus facultades mentales. Son ciudadanos olvidados, sin atención, sin apoyo, sin esperanza.
Nuestro país necesita urgentemente más centros psiquiátricos públicos, bien equipados y con personal capacitado, que estén a la par con los estándares internacionales. República Dominicana cuenta con recursos suficientes para garantizar un sistema de salud mental digno y humano; lo que falta es voluntad política y priorización del tema.
Además, es fundamental reconocer que la salud mental comienza en la infancia y la adolescencia, etapas críticas para el desarrollo del cerebro y del bienestar emocional. Según la OPS (2023), durante estos períodos, los niños, niñas y adolescentes son especialmente sensibles a las influencias del entorno. Las experiencias tempranas moldean no solo su salud mental inmediata, sino también su calidad de vida en la adultez (UNICEF y OMS, 2024).
La calidad del entorno en el que crecen incluyendo la presencia o ausencia de violencia, pobreza, discriminación, acoso o conflictos familiares juega un papel clave en su desarrollo. Cuantos más factores de riesgo enfrenten, mayor será el impacto negativo en su salud mental (OMS, 2025).
En conclusión, este 10 de octubre no debe ser solo un día para compartir frases motivacionales en redes sociales. Debe ser un llamado a la acción para exigir políticas públicas reales, una mayor inversión en salud mental y, sobre todo, un trato digno y humano para quienes viven con alguna condición mental. Porque la salud mental también es un derecho.