PUERTO PRÍNCIPE.- Agentes de la Policía Nacional de Haití abatieron este domingo a Kendy, alias «Jeff Mafia», considerado el segundo al mando de la poderosa banda criminal liderada por el expolicía Jimmy Cherisier, conocido como «Barbacue». Según confirmó una fuente policial, el enfrentamiento se produjo en Fort National, una zona de Puerto Príncipe marcada por la violencia extrema y el control de grupos armados.
En la operación, otros integrantes de la coalición armada «Vivre Ensemble», también encabezada por Cherisier, fueron abatidos durante una intensa confrontación en el centro de la capital.
Alias «Jeff Mafia» era ampliamente reconocido como la mano derecha de «Barbacue», acompañándolo frecuentemente en sus apariciones públicas. Tras su muerte, las bandas armadas reaccionaron sembrando el caos en varios sectores de Puerto Príncipe, incluidos Poupelard, Poste Marchand y Lalue, donde se registraron intensos tiroteos y múltiples incendios provocados en viviendas.
Una crisis de identidad y control
Haití atraviesa una crisis de violencia sin precedentes, con bandas armadas que controlan aproximadamente el 80 % de Puerto Príncipe. Esto ha obligado a miles de personas a abandonar sus hogares en busca de mayor seguridad. En la última semana, más de 200 personas perdieron la vida en dos masacres, destacando la gravedad de la situación en el país caribeño, considerado el más pobre de América.
Expertos señalan que los altos niveles de confusión en Haití complican aún más la crisis, al punto de que resulta difícil diferenciar entre las acciones de la resistencia haitiana y las de bandas criminales. «Muchas de las bandas son vistas como grupos de delincuentes por gran parte de la población, pero en algunas comunidades operan como sistemas de resistencia ante un Estado percibido como ineficaz y corrupto», explicó el analista en seguridad regional Frantz Jean-Baptiste.
Esta percepción dual de las bandas incrementa el desafío de combatirlas, ya que, según los especialistas, el vacío de poder y las profundas desigualdades sociales han facilitado su ascenso, mientras el resto del país queda atrapado entre el miedo y la necesidad de sobrevivir.
