
SANTO DOMINGO.– El reciente anuncio de la renuncia de Milagros Germán, al cargo de ministra de Cultura de la República Dominicana, ha generado una ola de comentarios en los medios y las redes sociales. Si bien la exministra ha dicho que su salida se debe al deseo de retomar su carrera como comunicadora, la pregunta que se plantea es si la presión pública y las críticas hacia su gestión jugaron un papel decisivo en su decisión.
Milagros Germán, conocida por su éxito en la televisión y su capacidad para conectar con el público, asumió el Ministerio de Cultura en medio de grandes expectativas. Su nombramiento fue visto por muchos como una oportunidad para revitalizar el sector cultural del país, que a menudo ha estado relegado a un segundo plano en la agenda pública. Sin embargo, a pesar de la esperanza que generó su llegada, no pasaron muchos meses antes de que comenzaran a surgir cuestionamientos sobre su desempeño.
Las críticas apuntaron, entre otras cosas, a la falta de propuestas claras y a la percepción de que su trabajo en el ministerio no cumplía con las altas expectativas de un país que necesita un cambio en su política cultural.
El contraste entre la imagen mediática de Milagros Germán y los logros concretos en su nuevo cargo comenzó a ser un tema de discusión constante. Y es que, aunque sus habilidades comunicativas son indiscutibles, el ámbito gubernamental y cultural es otro terreno, lleno de desafíos y, a menudo, de desacuerdos y exigencias difíciles de satisfacer.
La renuncia de la exministra podría interpretarse como un resultado natural de la presión externa.
En un país donde la política y la figura pública están inextricablemente vinculadas, es difícil escapar a las críticas. Cada paso dado por una figura pública, especialmente cuando ocupa un cargo de relevancia, es minuciosamente evaluado y, en ocasiones, exagerado.
Tal vez, en medio de esta presión, Milagros Germán encontró que, después de todo, su lugar está en los medios de comunicación, donde puede contar con la cercanía con su audiencia y el control sobre su mensaje.
El que mucho habla poco hace
El comunicador y humorista Irving Alberti dijo que se siente decepcionado luego de estar en “Chévere Nights” dándole “funda” a un gobierno y cuando el país cambió de mando, sucedió lo mismo que ellos criticaban.
También aseguró que nunca atacaría de manera directa a su amiga, la ministra de Cultura, Milagros Germán, pero es “decepcionante” viendo que todo lo que está pasando “es lo mismo”.
“Yo nunca hablaba de política”, dijo el comediante. “Entonces, yo entro a un programa a darle funda a un gobierno, a darle funda a un sistema y cuando cambia todo, tenemos lo mismo que nosotros criticábamos y por eso es mi gran decepción”, dijo.
El actor estuvo por años junto a Milagros Germán en “Chévere Nights”, el programa que se transmitía por Telesiste de lunes a viernes, y donde se realizaban parodias sobre las situaciones del país.
El espacio nocturno salió del aire en enero de 2021.