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La Realidad No Hiere

En tiempos donde los titulares gritan traiciones, abusos, desigualdad y deslealtades, conviene detenernos a escuchar la serena voz del filósofo estoico Epicteto. Él, esclavo primero, sabio después, nos legó una fórmula sencilla y poderosa: no es la realidad lo que duele, sino nuestras expectativas respecto a ella. Esta idea, tan antigua como profunda, desenmascara una fragilidad humana fundamental: nuestra incapacidad de mirar el mundo tal como es, sin filtros emocionales, sin ilusiones ni autoengaños.

En una sociedad dominicana cada vez más atrapada en la vorágine de la inmediatez, el éxito y la competencia descarnada, esta falta de razonamiento crítico y pensamiento lógico nos coloca en una posición de vulnerabilidad constante. Pretendemos que el entorno nos responda con lealtad, cuando en realidad vivimos en un escenario donde cada individuo, cada institución y cada sistema sigue su propia agenda. Lo que interpretamos como “traición” es, muchas veces, la consecuencia de esperar fidelidad donde sólo hay intereses.

Esta lucha no es nueva. Desde antes de abrir los ojos al mundo, ya estamos compitiendo por existir. El acto mismo de la concepción humana es el resultado de una brutal carrera biológica: miles de millones de espermatozoides se enfrentan por alcanzar el óvulo, y sólo uno triunfa. Los demás, como piezas desechadas de una batalla silenciosa, mueren sin historia. Esta metáfora natural, cruda pero reveladora, ilustra que la competencia está inscrita en el código mismo de la vida. No se trata de una anomalía social moderna, sino de una constante desde el Génesis mismo.

El problema no radica en la competencia, sino en la ceguera emocional con la que la abordamos. Nos han enseñado a ver al prójimo como aliado o enemigo, cuando en realidad son cohabitantes de una misma jungla social, tan determinados como nosotros a sobrevivir, crecer, destacar. Nadie es desarmado. Todos tienen una estrategia, incluso los que aparentan no tenerla. Y, como advierte el politólogo canadiense Brian Barry, “en una sociedad pluralista, la ignorancia voluntaria de los intereses del otro es un acto de negligencia política.

Ante esto, la propuesta es clara: dejemos de esperar que el mundo sea justo por naturaleza, y empecemos a construir nuestras propias herramientas para navegarlo con lucidez. Esto no implica cinismo, sino conciencia. No implica frialdad, sino profundidad. El individuo debe aprender a observar, a escuchar entre líneas, a entender que incluso los vínculos más cercanos pueden responder a agendas invisibles. Esa claridad no nos vuelve insensibles, sino fuertes.

Como país, como cultura, como pueblo que ha demostrado resistencia en cada capítulo de su historia, necesitamos reconfigurar la mirada. El ciudadano no puede seguir siendo rehén de su ingenuidad emocional. Debe convertirse en lector activo de la realidad, como aconsejaba el sociólogo Zygmunt Bauman: “vivimos en una modernidad líquida, donde los vínculos se diluyen, y sólo quienes aprenden a nadar en ella logran no ahogarse”.

No son las cosas las que nos hieren, sino nuestra interpretación de ellas. Epicteto (Siglo Primero DC)

La vida no es una novela de héroes y villanos. Es una trama compleja, dinámica, donde cada uno escribe su guion a partir de sus deseos, miedos y necesidades. Pretender que todos respeten nuestro libreto es tan absurdo como exigir que el mar se calme porque tenemos miedo a naufragar.

Construyamos nuestra agenda con dignidad, con ética, pero con lucidez. En un mundo que no espera, que no retrocede por compasión ni avanza por merecimientos, cada paso debe ser deliberado. Cada relación, comprendida en su complejidad. Cada expectativa, revisada a la luz de la razón. Porque no son las cosas las que nos hieren. Somos nosotros quienes, al no comprenderlas, nos herimos con ellas.

José Rafael Padilla Meléndez

José Rafael Padilla Meléndez es un destacado docente y político en la República Dominicana, conocido por su compromiso con el desarrollo educativo y social. Ha trabajado incansablemente para modernizar la educación, integrando tecnologías emergentes en la formación de maestros, y ha creado programas innovadores para mejorar la enseñanza de las matemáticas. Además, su influencia en el ámbito político se refleja en su análisis crítico sobre reformas constitucionales y políticas públicas, promoviendo la institucionalidad y la justicia en el país.

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