
Ciudad del Vaticano – En el inicio del Año Nuevo, el Papa Francisco lanzó un contundente llamado a la comunidad internacional para que se condone la deuda de los países más pobres. Durante la tradicional homilía de la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios, el Pontífice destacó la urgencia de aliviar la carga económica que pesa sobre las naciones más vulnerables, señalando que esta medida es esencial para promover la justicia social y la paz global.
“Es inadmisible que las naciones más frágiles continúen esclavizadas por deudas que perpetúan la pobreza y obstaculizan su desarrollo”, declaró el Papa desde la Basílica de San Pedro. Subrayó que la creciente desigualdad global y las crisis derivadas del cambio climático agravan la situación de estos países, que a menudo destinan más recursos al pago de intereses que a la atención de necesidades básicas como la salud y la educación.
Francisco hizo un llamado especial a los gobiernos, instituciones financieras internacionales y líderes políticos para que tomen medidas concretas en favor de la condonación de la deuda, como un gesto de solidaridad y compromiso con los derechos humanos.
Este mensaje se inscribe en el marco de la Doctrina Social de la Iglesia, que promueve la equidad económica y la dignidad de todas las personas. En los últimos años, el Papa ha sido una voz activa en cuestiones de justicia climática y económica, posicionándose como defensor de los más desfavorecidos.
Analistas señalan que esta petición podría reavivar el debate sobre la necesidad de reformas en el sistema financiero global, especialmente en organismos como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Aunque no es la primera vez que el Papa aborda este tema, su mensaje de Año Nuevo busca impulsar acciones concretas en un contexto marcado por las crecientes desigualdades y desafíos humanitarios.
El llamado del Papa ha resonado ampliamente, despertando tanto apoyo de organizaciones humanitarias como cuestionamientos en algunos sectores económicos. Sin embargo, Francisco insistió en que solo mediante la cooperación internacional y un compromiso ético será posible construir un mundo más justo en el 2025 y los años venideros.