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La Policía mata a Henry Feliz, acusado de quitarle la vida a un sargento


Agentes de la Policía Nacional matan a Henry Feliz «Mantequilla» en San José de Ocoa

Agentes de la Policía Nacional dieron de baja a Henry Feliz, conocido como «Mantequilla», en un operativo ocurrido en la Loma de Juan, en San José de Ocoa, según ha confirmado este diario. Feliz es señalado como uno de los implicados en el asesinato del sargento mayor Eddy Calcaño Castillo, ocurrido en Baní, municipio de Peravia.

En diciembre pasado, la Policía había informado que se estaban intensificando los operativos de búsqueda de «Mantequilla», quien, según las autoridades, era uno de los responsables de la muerte del agente. En el mismo caso fue vinculado Elvin Luego Pérez, apodado «El Boti», quien supuestamente conducía la motocicleta desde la cual los delincuentes perpetraron el asalto. «El Boti» también murió en un enfrentamiento con agentes de la Policía Nacional en la madrugada del lunes 16 de diciembre.

Se le atribuye a Henry Feliz «Mantequilla» el haber accionado el arma que causó la muerte del sargento Calcaño Castillo, quien habría logrado herir a uno de los asaltantes antes de ser abatido a tiros por sus agresores.

Impacto de las ejecuciones extrajudiciales en la sociedad y la democracia

El caso de Henry Feliz resalta una práctica alarmante que sigue preocupando a expertos en derechos humanos: las ejecuciones extrajudiciales. Según el sociólogo y académico especializado en criminología, Dr. Ricardo Hernández, este tipo de actuaciones por parte de las fuerzas del orden no solo constituyen una violación grave a los derechos humanos, sino que también afectan profundamente el tejido social y la confianza en las instituciones. «Las ejecuciones extrajudiciales generan un círculo vicioso de violencia e impunidad, en el que los derechos fundamentales de las personas se ven constantemente vulnerados. Además, socavan la confianza de la ciudadanía en las instituciones democráticas, pues se perciben como incapaces de garantizar justicia de manera imparcial», señala el Dr. Hernández.

Por su parte, la defensora de derechos humanos, Mariana Gómez, alerta sobre el peligro de que estas prácticas se normalicen en la sociedad. «Cuando el Estado recurre a métodos ilegales, como las ejecuciones extrajudiciales, se envía un mensaje muy claro de que la justicia puede tomarse en manos de unos pocos, lo que destruye el principio básico de un Estado de derecho. Esto no solo afecta la democracia, sino que también perpetúa la violencia como respuesta a los problemas sociales».

Las ejecuciones extrajudiciales, además de implicar una grave violación de derechos, pueden tener un efecto corrosivo sobre el sistema de justicia, al disminuir la capacidad de las autoridades judiciales de procesar a los responsables de delitos de manera justa y legal. La justicia debe ser imparcial y seguir el debido proceso, como lo subraya el abogado penalista José Martínez: «La justicia no puede estar subordinada a la venganza o al castigo extrajudicial. Cada persona tiene el derecho a ser juzgada en un tribunal, sin importar los crímenes que haya cometido. De lo contrario, corremos el riesgo de perder lo que distingue a una sociedad democrática».


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