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La historia de hombre que busca a su madre casi 40 años

La historia de César Efraín Ureña comenzó un 27 de octubre de 1983, en un humilde barrio de la República Dominicana. Con apenas unos años de vida, recuerda el último momento que compartió con su madre, Milagro Ureña. “No hubo una despedida larga ni explicaciones. Solo recuerdo que mi madre me dió, medio peso y una camisa de manga larga, y se fue”, relata con voz quebrada.Desde ese instante, su vida cambió para siempre.

Ureña, un hombre de 40 años cuya vida ha estado marcada por la ausencia materna, emprende una búsqueda llena de esperanza y dolor. Enfrenta no solo los retos de su estado de salud, sino también el vacío emocional que lleva consigo desde la infancia.

Su padre murió en un accidente cuando César tenía apenas 7 años, dejando a la familia en una situación de mayor vulnerabilidad. Aunque su madre regresó brevemente para el funeral, no se quedó. César creció bajo el cuidado de una tía paterna, quien, aunque lo acogió con cariño, no pudo llenar las carencias emocionales que lo acompañaron durante toda su niñez y adolescencia.

Nunca tuvo una fotografía de su madre ni un objeto que le permitiera sentir su presencia. “Lo único que tengo es su nombre: Milagros Ureña. Sé que soy Ureña porque fui declarado por ella”, comentó.

La búsqueda del reencuentro

Hoy, a sus 40 años, César ha decidido no rendirse. Su deseo no está impulsado por el resentimiento ni por cuestiones materiales. “Quiero encontrarla para saber quiénes son mi familia, para entender de dónde vengo y darle un abrazo. No busco nada más”, dice con convicción.

La última información que tiene sobre Milagros Ureña es que vive en San Victor, un municipio de la Provincia Espaillat. Hace algunos años, César intentó viajar hasta allí, pero su salud se lo impidió. Una enfermedad crónica lo obligó a posponer su búsqueda. “Estaba a punto de ir a buscarla y cai en cama”, explica.

Un llamado a la solidaridad

Ureña hace un llamado público a quienes puedan tener información sobre el paradero de su madre. Con la esperanza de que este reportaje llegue a las personas adecuadas, sueña con que algún día alguien le dé una pista que lo lleve a Milagro. “No sé si está viva, no sé si me recordará, pero la quiero encontrar”, dice mientras sus ojos se llenan de lágrimas.

Además de su búsqueda, César enfrenta una batalla personal contra su enfermedad, que le ha impedido trabajar con normalidad. Antes de enfermar, se ganaba la vida manejando transporte público, y esa actividad era el principal sustento de su familia.

Actualmente, depende de una pensión mínima para cubrir los gastos médicos y mantener a su familia.

Un mensaje de esperanza

La historia de César es un testimonio de perseverancia y amor incondicional. Su lucha es un recordatorio de que, aunque el tiempo y las circunstancias puedan separarnos, el deseo de conectar con nuestras raíces nunca desaparece.

Si desea ayudar con la causa o tiene alguna información de Milagros Ureña, por favor comunicarse con Rosangeles Blanco Álvarez.(809-214-7550).

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