Un amigo disfrazado en la PN

Santo Domingo.– Al parecer, la violencia no da tregua, en esta ocasión se ha infiltrado en las filas del cuerpo del orden. La Policía de República Dominicana ha demostrado en varias ocasiones ser poco competente en cuanto al control de la delincuencia se refiere.
Recordemos cómo el mismo cuerpo policial, que está para defender a los ciudadanos, se confabula con criminales en todas sus ramificaciones.
Solo para mencionar un caso que demuestra la debilidad que impera en todo este sistema policial, tenemos el “robo de las municiones”; pero como aquí la justicia es ciega, ya se ha creado una solicitud de apelación para dejar en libertad al subintendente de Armas, Juan Miguel Soler Pérez, por parte de su abogado Carlos Novas.
El año 2024 ha sido un desafío para el cuerpo del orden. Alrededor de 15 policías han muerto este año, siendo el mes de diciembre uno de los más sangrientos.
El Ministerio de Interior y Policía advirtió que no tolerará que la delincuencia amenace a ningún policía. Lamentó las muertes de agentes a manos de antisociales mientras ejercían sus funciones, y garantizó que todos los culpables serán sometidos a la justicia.
¿Pero qué harán con aquellos policías que matan a sus compañeros?
Es cierto que los antisociales son los principales enemigos de los policías, pero en estos meses hemos visto de cerca cómo la corrupción corrompe incluso a los más fieles, aquellos que bajo el mismo juramento, con las mismas insignias, les quitan la vida a sus compañeros de armas.
Uno de los casos más atroces, que ha dejado a una familia completamente destrozada, a una comunidad entristecida y una gran incógnita en el pueblo, fue el del segundo teniente Ramón Antonio Cabrera Ferrer, de 37 años, en un hecho ocurrido el lunes 9 de diciembre en el sector María Auxiliadora, del Distrito Nacional.
Según el Ministerio Público y la Policía Nacional, el culpable señalado es Miguel Ángel Disla Bruno (alias “Niño”), quien era sargento de la Policía Nacional. Y el sargento mayor policial Ángel Manuel Feliz Vargas, de 40 años, quien se encuentra Prófugo.
¿Cómo si no fueran compatriotas? Sin ningún respeto por la vida y la labor que ejercen, estos casos demuestran la necesidad urgente de crear un sistema más saludable para los defensores de la ley.
El jefe de la Policía Nacional, mayor general Ramón Antonio Guzmán, aseveró que el organismo tampoco cederá ante ningún exceso de los uniformados contra la ciudadanía o sus compañeros, y aseguró que quienes violen las normas serán sancionados.
¿De qué sirve la cura si se muere el paciente?
Es necesario prevenir antes de lamentar. Con el caso de Cabrera Ferrer, se extrapolan otros más que exponen la necesidad de una investigación aún más profunda.
Las preguntas surgen con cada caso: ¿Qué está haciendo el Ministerio Público? ¿Y el Ministerio de Interior y Policía?
Si no pueden defender su casa… ¿cómo defenderán la ajena?
Es irónico exigir respeto a los ciudadanos cuando ni ellos mismos se respetan. El presidente Luis Abinader Corona entiende que una reforma policial podría hacer la diferencia, pero estos últimos casos han demostrado que se debe ir más allá…
Es imperativo que se realice la investigación correspondiente con el caso de Cabrera Ferrer y los demás policías muertos a manos de sus “amigos disfrazados” y que se les aplique todo el peso de la ley. No deben ser indulgentes con este tipo de acciones. Solo así, quizás, se pueda limpiar un poco la imagen de la institución.
