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Acabar con el hambre; eliminar la pobreza


«Vengo con un pique, vengo del batey, de ver tanta gente sin nada que comer. La caña cortada se la come el sol; si la paga es mala, hay algo peor. Y son las entrañas de aquel pesador y el otro que llama al administrador…» — Johnny Ventura – Canción: El Pique.

El 2 de diciembre de 2024, en su habitual encuentro con la prensa, el presidente Luis Abinader anunció la eliminación de la pobreza en el país para 2028, aunque no presentó un plan que garantice el cumplimiento de esa promesa.

La decisión del presidente está respaldada por la Constitución Dominicana, que en su artículo 7 nos define como un Estado Social y Democrático de Derecho; así como por el segundo eje de la Ley 1-12 de la Estrategia Nacional de Desarrollo 2030, que establece que somos una sociedad de igualdad de derechos y oportunidades.

Con una tasa de analfabetismo del 8% en la población dominicana, esta condición por sí sola limita el desarrollo humano y dificulta que este segmento de la población pueda salir de la pobreza. Nunca podrán acceder a las herramientas necesarias para mejorar sus oportunidades de vida.

Sin un desarrollo económico inclusivo, que garantice un acceso más barato al crédito y fomente empleos de calidad con salarios dignos, es una quimera hablar de reducir la pobreza. El crecimiento económico que hemos tenido ininterrumpido en los últimos 60 años debe generar mejores empleos, que cubran como mínimo el costo de la canasta familiar, para reducir las desigualdades.

La accesibilidad a servicios de salud de calidad y un sistema de pensiones fuerte, que garantice una mejora en la calidad de vida y en la productividad de las personas, son condiciones fundamentales para que los más vulnerables puedan satisfacer sus necesidades básicas. Sin ellas, esa aspiración del presidente resulta una utopía.

Además, la limitada infraestructura, especialmente en las áreas rurales, impide que la producción aumente y que haya acceso a mercados y servicios, tanto nacionales como para la exportación; lo cual es clave para garantizar la soberanía alimentaria y el acceso a los mercados de la región. Sin estas condiciones resulta muy difícil eliminar la pobreza.

Podríamos plantearnos como tarea primordial eliminar el hambre, lo cual sería un gran paso. Son dos conceptos distintos: eliminar el hambre significa garantizar el acceso a suficientes alimentos nutritivos para llevar una vida saludable, un problema específico que requiere atención inmediata.

Eliminar la pobreza, por otro lado, es cumplir con la Constitución, es un pacto nacional en que todos los sectores se involucren. Es una visión de país y la creación de un Estado profundo, donde los intereses de la República estén por encima de cualquier otro; y los intereses sectoriales se unan en un solo proyecto. Este proyecto debe estar amparado en la calidad de la democracia, para que, cuando el pueblo los elija, los actores políticos, sociales y económicos puedan dirigir ese proceso. Pero debe ser un solo proyecto de país, ejecutado por los actores que el pueblo decida.

Es digna la propuesta del presidente Luis Abinader, pero todos debemos comprometernos, mediante un plan, a convertirnos en dignos hijos de la patria, como dijo Duarte. Debemos trabajar para hacer de la República Dominicana un lugar próspero, moderno, independiente, seguro y tranquilo; sin analfabetos, con un ejercicio ético y transparente del erario público, erradicando la corrupción y la impunidad. Solo así habremos logrado un país sin pobreza, una desarrollada.

Juan Dionicio R. R.


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