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Una cruda realidad

Santo Domingo – En una desgarradora escena y de pena,  en muchas esquinas de la república dominicana, niños aislados a las calles,  con ropas rotas y sucias se dedican a vender productos comestibles en las vías públicas y otras mercancías no aptas para su edad.

 Estos menores de edad no solo enfrentan una dura realidad económica, sino que también se ven privados de sus derechos fundamentales, como la educación, la alimentación sana, la salud y la protección contra la explotación laboral.

Esta problemática ha ido en aumento y, pese a los esfuerzos del Estado y diversas organizaciones, persiste como una de las más complejas de abordar en el país.

Una cifra alarmante

Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en la República Dominicana, aproximadamente el 10.6% de los niños y adolescentes entre 5 y 17 años se encuentran involucrados en alguna forma de trabajo infantil.

La venta ambulante,  la limpieza de zapatos  y  cristales  son tres de las formas de trabajo más comunes entre los niños en la República Dominicana.

 De 8 y  13 años, los infantes  recorren  avenidas como, La Carretera Mella y Abraham Lincoln, ofreciendo productos comestibles como golosinas, refrescos, y otros artículos de bajo costo.

Otros se concentran en los semáforos para limpiar cristales de vehículos, además en zonas comerciales, ofreciendo sus servicios de limpieza de zapatos.

Génesis, nombre (ficticio), una niña de 11 años que vende dulces en una esquina concurrida de la capital, expresó que su madre le dice que debe trabajar para ayudar con los gastos de la casa. “A veces vendo mucho, pero hay días que casi no vendo nada”

Otro niño  de 9 años quién limpia cristales  en una de las principales avenidas de Santo Domingo, no quiso revelar su nombre, refleja una realidad similar. Aunque su actividad le permite obtener algo de dinero, la falta de acceso a la educación y la precariedad de su vida cotidiana son evidentes.

 “A veces estudio en la noche, pero casi nunca voy a la escuela. Mis papás no pueden pagar los libros ni los útiles”, cuenta mientras limpia una bota, esperando que un caminante le deje una propina.

Los efectos del trabajo infantil van más allá de la falta de educación, estos niños se ven expuestos a riesgos de accidentes en la vía pública, violencia verbal y física, explotación económica y abuso sexual, entre otros.

 Además, el impacto psicológico del trabajo en condiciones de precariedad puede generar problemas emocionales, de salud mental y desconfianza en las instituciones.

El Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia (CONANI) es la principal entidad responsable de la protección de los derechos de los niños en la República Dominicana. Aunque la institución ha implementado programas para abordar la explotación laboral infantil, como el Plan Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil, los avances aún son limitados, y la situación continúa siendo un desafío estructural.

La psicóloga especializada en educación infantil Nataly Martínez durante una entrevista en “Ojo Público” afirmó lo siguiente. “ cada día hay más niños en la calle y sus padres muchas veces están de acuerdo con que ellos hagan esos trabajos, vulnerando sus derechos de protección donde están expuestos a maltratos de abusos físicos y sexuales”.

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