
Una institución destinada a mantener el orden público ha fracasado en sus funciones. En los últimos años, la Policía Nacional de la República Dominicana ha manifestado síntomas de una enfermedad que acaba con la sociedad: la corrupción. Esta se ha infiltrado en sus filas como mala hierba.
La corrupción comienza en los altos rangos, como el caso del coronel Narciso Antonio Féliz Romero, quien era encargado del almacén de municiones, entre otros que también fueron afectados por este virus tan dañino.
Uno de los casos más recientes de corrupción en el cuerpo del orden es el robo de municiones. La ministra de Interior y Policía, Faride Raful, dio la orden para la detención de 11 agentes de la Policía Nacional, por la presunta sustracción de más de 900,000 proyectiles de la Intendencia de Armas.
Este y otros casos han socavado el sistema público. La confianza de los ciudadanos está quebrada. «Cualquier persona que intente manchar la transparencia que impulsamos desde la reforma policial será procesada con todo el peso de la ley», señaló Raful.
El Ministerio Público y el Ministerio de Interior y Policía iniciaron las investigaciones en octubre para desmantelar esta red de tráfico ilegal de armas.
El Ministerio Público solicitó 18 meses de prisión preventiva para los implicados en la red que sustraía las municiones. El titular de la Pepca, Wilson Camacho, también indicó que este caso debe ser considerado como «complejo», ya que ocurrió dentro de la misma Policía Nacional.
La corrupción crece y se expande dentro de las filas del cuerpo del orden. «¿Y qué pasa en el primer trimestre de 2024, cuando los homicidios caen de 300 a 39? Eso significa que no es estadísticamente consistente y, por lo tanto, ha habido una manipulación», afirmó el expresidente Leonel Fernández, en respuesta a los datos ofrecidos por la Policía Nacional sobre la tasa de criminalidad en el país.
Por otro lado, la corrupción, los homicidios extraños, las injerencias, el tráfico de armas y los procesos migratorios irregulares son los síntomas que aquejan al Cuerpo del Orden. Una reforma en la Policía Nacional no es suficiente; es necesaria una reestructuración completa.